“Si mil vidas tuviera, gustoso las daría por mi patria”
Aquella tarde de verano, contemplaba cómo aquel astro brillante y rebosante se veía reflejado en la masa de agua salada de un azul claro, de la misma tonalidad que el cielo, produciendo movimientos, en los que a través de cada detonante causado por la brisa del aire, ejercía un rebote, generando así, una especie de música para mis oídos y llenándome de una sensación inigualable de paz y tranquilidad, en la cual mi cerebro se desconectaba de la realidad y recargaba energía y fuerzas para seguir con mi día a día. Es ahí, donde empezaba a comprender la pasión de aquel hombre por seguir los pasos de su progenitor, un pescador humilde, al igual que él, quien con mucho fervor le había enseñado los gajes del oficio a su hijo. Criado en una modesta familia indígena, que vivía de la pesca en la villa de San Pedro de Chorrillos, el “Patrono de los pescadores”, de facciones marcadas y piel curtida a causa de la estrella, que resplandecía cada mañana e iluminaba el sudor de su rostro, se ...